No voy a sucumbir a la sombra de tus silencios.
Sacudiéndome las espinas, sumaré suspiros
para restar sombras, no te arrastraré conmigo.
La soledad es como el plomo que me hace poner los pies en el suelo.
Y despierto de mis sueños con el sabor de saber
que los sentimientos pasados son sólo sangre salada
que el agua se ha de llevar.